¿Más embalses por el cambio climático?

¿Más embalses por el cambio climático?

Con “The Future is Now” del grupo The Offspring sería podría empezar un concierto por la Seguridad Hídrica. Las precipitaciones del 2024 y 2023 desplazaron la crisis hídrica, a pesar de que, a la luz del cambio climático, la disponibilidad de agua es una necesidad prioritaria para las próximas décadas.

Nadie discute esta prioridad. Sin embargo, la variabilidad climática genera una inestabilidad emocional ante la seguridad con el apellido hídrico, postergando la toma de conciencia y acción de la ciudadanía, del sector público y privado.

¿Necesitamos más embalses?

En Enagro 2024 (Encuentro Nacional del Agro), Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), llamó a construir embalses en las regiones de Valparaíso y Metropolitana. Explicó que se duplicaría el área de riego si la captura del agua de las precipitaciones sube del 16 al 20%.

 

Los embalses son importantes dentro de la matriz de infraestructura, pero no “la solución” de la escasez ni necesariamente asociados a subir la superficie agrícola. Su construcción debe ser parte de una planificación integrada de cuenca, que evalúe la integración de alternativas como la desalinización, reúso de agua e infiltración de acuíferos.

 

Necesitamos más embalses, pero podrían morir prematuramente por los análisis excesivos, en una ventanilla de la “permisología” o víctima de una formulación “uni-propósito” anacrónica.

 

¿Qué hacer?

Reducir el riesgo de rechazo con proyectos diseñados bajo las necesidades actuales y futuras y no de las políticas públicas de hace 60 años.

 

El tiempo de innovar es hoy. Sobre todo, si consideramos la alta dependencia de la actividad productiva con la disponibilidad hídrica. El Banco Mundial en El Agua en Chile: Elemento de Desarrollo y Resiliencia(2021) planteó que hubo pérdidas por USD 1.000 millones en cada una de las cuatro sequías de importancia que hubo entre 1965 y el 2019 y USD 2.000 millones por 37 inundaciones en ese período.

 

La transformación no es sencilla. Los requerimientos hídricos deben armonizarse con una evaluación ambiental rigurosa y la viabilidad social y económica. La clave estaría en soluciones adaptables y resilientes, alineadas con un desarrollo sostenible que proteja el medio ambiente y a la comunidad; en proyectos desarrollados por el Estado, el sector privado, las comunidades locales y las organizaciones ambientales, y criterios de evaluación modernos.

 

Chile cuenta con la experiencia del embalse Corrales en Choapa, que opera desde el 2000. Fue el primero en pasar por una evaluación ambiental y se construyó en una cuenca lateral, en vez del tradicional embalse de cabecera, junto con disponer de obras anexas para lograr su factibilidad operacional.

 

Otro ejemplo es la segunda etapa de Convento Viejo en Colchagua. Hace 20 años pasó por la evaluación ambiental e innovó para integrar la acumulación de aguas del estero Chimbarongo con el canal Teno-Chimbarongo, y dar seguridad de riego aguas abajo e incorporar los valles de Lolol, Nilahue y Pumanque.

¿Qué se nos viene?

Muchos proyectos llevan décadas en evaluación. ¿Consideramos el control de inundaciones ante eventos extremos, o la descarga de caudales que respondan a las funciones ecosistémicas, o la recarga de acuíferos aguas abajo integrada a la operación?

 

¿Se necesitan más embalses?Sí, pero con un enfoque moderno y colaborativo y verdadera integración hídrica. Otra alternativa musical podría ser Water (The Who, 1970) para no olvidar que el agua es un recurso valioso y limitado.

 

Pablo T. Silva Jordán

Socio GHI - Gestión Hidrología Ingeniería.

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