
Poco se ha hablado de la aprobación unánime en la Cámara de Senadores de las reformas relevantes a la Ley de Riego, específicamente asociadas a la entrega de recursos y el desarrollo sustentable y equitativo de los territorios. Sin duda estas noticias generan remezones en la industria, ya que siempre habrá un sector que quede conforme con los cambios y otro que se sentirá perjudicado o afectado. En concreto, una de las modificaciones es que cambia la base de cómo se accede a los beneficios económicos, pasando de un cálculo de superficie a un cálculo de ventas anuales, cuando, en mi opinión, debería ser un formato híbrido, sin dejar de lado el factor de superficie a regar.
Este cambio de enfoque, además, deja ver que la ley busca vincular los beneficios económicos con la cantidad de ingresos y venta, lo cual es más beneficioso para los pequeños y medianos empresarios que para las grandes empresas. Por otra parte, utilizar la facturación como criterio es más fácil -porque es información centralizada en el SII-, pero no es algo preciso. Por lo mismo, en mi opinión, no considero que sea un cambio 100% positivo y por eso sería bueno pensar en un modelo híbrido, por ejemplo, entre facturación y terreno, ya que este tipo de medición consideraría todos los factores relevantes.
La modificación también establece un marco más claro en cuanto al desarrollo de proyectos en áreas de prohibición, ya sea por presencia de humedales, turberas o zonas de agotamiento. Este es un buen cambio, ya que protege ecosistemas tan complejos como los mencionados anteriormente. Otro aspecto importante es que se estableció una nueva normativa sobre el uso de aguas grises -agua que proviene del uso doméstico, como de las duchas, lavamanos, lavavajillas, lavadoras, etc-, que, por ejemplo, ya se aplica en Estados Unidos o Australia y se estima que gracias a esto, se puede reducir hasta en 30% el uso de agua potable en la agricultura.
Hay que darle tiempo a las modificaciones de esta ley para que se aprecie su real impacto en la eficiencia del uso del agua a nivel nacional, porque no es algo instantáneo. Lo que sí es positivo es el hecho de que vaya dirigida al pequeño y mediano agricultor, porque no sirve de nada que los grandes agricultores usen el agua de manera eficiente, mientras pequeños y medianos agricultores malgastan los recursos por falta de riego tecnificado. De todas formas, serán necesarias más modificaciones a medida que se vean sus efectos sobre la agricultura en general.
Por Raymi Ratinoff, Gerente de operaciones e innovación de Diplas
Fuente: Impacto de las modificaciones a la Ley de Riego > El Rancagüino (elrancaguino.cl)
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