
El agricultor que desee agregar un portainjerto a la vid vinífera o de mesa, podrá hacerlo a través de plantas en bolsas o plantas barbadas; siendo la primera una opción rápida, pero menos estable, y la segunda, si bien brinda más garantías, es más lenta en culminar su desarrollo.
EN LOS ÚLTIMOS AÑOS HA CRECIDO EL USO DE PORTAINJERTOS COMO UNA ALTERNATIVA para mejorar la calidad y competitividad de la uva vinífera, pero en menor medida en la de mesa.
Esta herramienta permite mejorar la adaptación de una variedad a un terreno que no es el más adecuado y con el material apropiado se pueden obtener rendimientos y calidades que no se conseguen de forma natural.
La unión
Para que el portainjerto funcione es clave utilizar patrones adecuados tanto para la variedad como para el objetivo que se busca. La técnica para realizarlo tiene una importancia equivalente.
Utilizar un portainjerto implica unir dos plantas distintas para que puedan continuar su desarrollo como una única planta.
La calidad de la unión y el posterior crecimiento de las raíces determinan, en gran medida, la calidad de la planta injertada y la de sus futuros frutos, explica la experta Cecilia Peppi, doctora en biología de las plantas y viticultora de INIA La Platina.
Dos alternativas
Las opciones para obtener plantas injertadas son dos: plantas en bolsas y plantas barbadas.
La primera alternativa se aplica para las vides que crecerán un corto período en bolsas y posteriormente serán transplantadas a campo.
Dentro de las desventajas que presenta esta alternativa se encuentra su bajo desarrollo de las raíces, además de que la cicatrización estará todavía en proceso al momento de trasplantarla, lo que implicará mayores cuidados.
Una ventaja es que desde que se inicia la unión hasta que la planta llega al campo no suelen pasar más de tres o cuatro meses. Poco tiempo en contraposición con las plantas barbadas.
Las barbadas son las que se plantan directo en el campo y luego son llevadas al viñedo.
La ventaja es que son vides mucho más robustas y desarrolladas, además de que se establecen con mayor facilidad. Lo negativo es que pueden demorar entre 12 a 18 meses en estar listas para trasplante.
Portainjertos para bolsas
El primer paso, comenta la especialista de INIA La Platina, es seleccionar las estacas del portainjerto que deben ser de 8 a 10 milímetros.
Luego se debe realizar un corte con forma similar a la letra griega Omega al trozo de portainjerto y al de la variedad a injertar, de manera tal que ambas partes queden conectadas y se facilite la cicatrización.
Posteriormente, la unión deberá ser encerada para evitar la deshidratación y que la zona del cambium -parte del tejido vegetal de las plantas leñosas, compuesto por una capa única de células embrionarias- se acople adecuadamente.
"El siguiente paso es el encallado, que consta en resguardar los injertos con 90% de humedad relativa y una temperatura que oscile entre los 20°C y 25°C por tres semanas", indica Cecilia Peppi.
Transcurrido ese tiempo, la planta injertada deberá ser depositada en un contenedor o una bolsa con sustrato, idealmente con turba y perlita, para proteger las raíces y que la planta sea capaz de hidratarse.
Esta vid injertada podrá plantarse en primavera o cuando el riesgo de heladas haya bajado considerablemente. Mientras más temprano se plante, más tiempo tiene para crecer.
Plantas barbadas
Para las plantas barbadas los primeros pasos son iguales a los de plantas en bolsa. Lo primero es elegir la estaca de portainjerto y el trozo de estaca con una yema de la variedad que se quiere injertar, para después realizar el corte e injertación en forma de Omega, seguido de un encerado.
Luego se llevan las plantas injertadas al campo, plantándolas en sobrehilera con una distancia de entre los 9 a 10 cm.
"Estos cultivos se dejarán crecer durante toda una temporada, período durante el cual la unión del injerto seguirá cicatrizando y se desarrollarán las raíces Al año siguiente, a fines de otoño y principios de invierno, las plantas podrán ser arrancadas y preparadas para la entrega", asegura la investigadora de INIA La Platina.
"Después del proceso de clasificación, las plantas son conservadas en frío hasta el embalaje y entrega al productor. Ya que estas plantas se encuentran en receso fisiológico pueden ser plantadas a fines de invierno", asegura Peppi.
Fuente: Revista del Campo, El Mercurio
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